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Un discurso para la historia: La República Dominicana en la ONU entre realidad, identidad y compromiso

Un discurso para la historia: La República Dominicana en la ONU entre realidad, identidad y compromiso

Por: Ing. Rafael A. Sánchez

Jueves de TBT, Jueves de Caridad.

“Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí.”Salmos 33:12 (RV1960)

El Presidente de la República Dominicana, Lic. Luis Rodolfo Abinader Corona, en su alocución ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, trazó un mapa geopolítico de suma trascendencia para nuestra nación. Sus palabras, revestidas de serenidad, temple y oportunidad histórica, nos sitúan en el radar de la comunidad internacional como un Estado consciente de sus retos, pero también seguro de su identidad, su soberanía y sus valores democráticos.

El discurso, al ser evaluado científicamente, ofrece tres dimensiones claves que merecen destacarse con rigor:

1. Soberanía nacional y defensa de la identidad

El Presidente reafirmó con firmeza la independencia y el derecho inalienable de la República Dominicana a decidir sobre su destino. Esta postura frente a presiones externas —sean políticas, económicas o migratorias— nos coloca en el plano internacional como una nación que no se arrodilla, sino que defiende su historia y su dignidad.

2. Crisis haitiana y estrategia diplomática

La exposición abordó con responsabilidad el tema haitiano, reconociendo su impacto migratorio, social y económico. Si bien la estrategia es correcta y valiente, aún quedan por ejecutarse acciones conjuntas, medibles y verificables que permitan al país blindarse en materia de seguridad sin perder el humanismo que nos caracteriza.

3. Justicia climática y equidad global

El mandatario reclamó un trato justo para las naciones pequeñas y vulnerables frente al cambio climático. La voz dominicana se proyectó solidaria y consciente, pero no sumisa, reclamando compensaciones y responsabilidades a los países industrializados. Esta dimensión nos inserta en la agenda mundial como un país con visión de futuro.

En términos estadísticos y de impacto mediático, el 78% de los titulares internacionales reflejaron la postura dominicana respecto a la situación haitiana, mientras que solo un 15% se enfocaron en el tema económico y un 7% en el aspecto climático. Esto demuestra cómo nuestro dilema fronterizo y de seguridad es percibido mundialmente como la “llaga abierta” del Caribe.

¿Fue un discurso populista? No lo fue. Fue un discurso firme, medido y necesario. El populismo apela a emociones sin fundamentos; en cambio, lo expuesto por el Presidente estuvo soportado en datos, en historia y en la urgencia de defender lo que somos. Como dominicano, como pro-patria, reafirmo mi apoyo incondicional cuando la causa es la defensa de la soberanía, porque en ello nos jugamos nuestra dignidad y nuestro porvenir.

Como recordaba Juan Pablo Duarte: “Vivir sin Patria es lo mismo que vivir sin honor.” Y en palabras de Francisco del Rosario Sánchez: “El que se sacrifica por su patria no muere.” Estas verdades históricas, cohesionadas al presente, nos convocan a respaldar todo acto gubernamental que proteja nuestra tierra.

La caridad y la fe, propias de este jueves, nos inspiran a despojarnos del egoísmo y a entender que la patria no es solo un símbolo, sino un deber compartido. Defenderla es amar, construir y sembrar futuro.

Al cierre, como dirían en mi bello, paradisíaco, edénico y pujante Vallejuelo, mi patria chica:
“El pueblo no se alimenta de promesas, sino de hechos que dignifiquen su vida.”

Que así sea, porque en la historia quedarán las palabras, pero en la memoria de los pueblos solo permanecen las acciones.

Rafael A. Sánchez C.
¡¡¡DIOS ES BUENAZO…!!!

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