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MOTORISTAS: ENTRE EL CAOS, LA IMPUNIDAD Y LA OMISIÓN

MOTORISTAS: ENTRE EL CAOS, LA IMPUNIDAD Y LA OMISIÓN

Por: Ing. Rafael A. Sánchez

Lunes, inicio de la semana laboral, Lunes de Templanza.

“Porque no es Dios de confusión, sino de paz.” (1 Corintios 14:33, RV1960)

La zona oriental de Santo Domingo se ha convertido en un campo de batalla urbana. Las aceras, las vías contrarias y los espacios peatonales ya no son territorio seguro. Los motoristas, motoconchos y deliverys circulan como si las leyes fueran sugerencias, tocando bocinas sin cesar, rebasando por donde quieren, rayando vehículos, agrediendo transeúntes y, en los casos más alarmantes, portando armas blancas y de fuego.

Este artículo nace por solicitud del Lic. Psicólogo y comunicador Tony Castillo, quien, al igual que miles de ciudadanos indefensos, ha denunciado este caos que ya es inaguantable, insoportable e irresistible. Se necesita actuar ahora, con urgencia y autoridad, antes de lamentar desgracias evitables.

Las autoridades municipales, policiales y gubernamentales no pueden continuar mirando hacia otro lado. Es hora de aplicar un régimen de consecuencias real y sostenido, no operativos improvisados.

El Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONSV) reporta que más del 65% de los accidentes de tránsito con víctimas fatales involucran motocicletas, y que el 78% de los motoristas infringen las normas semanalmente. No se trata de percepción, sino de estadísticas: la indisciplina está documentada, y la omisión cuesta vidas.

Las empresas de delivery, mensajería y reparto también deben asumir responsabilidad. La velocidad no puede estar por encima de la vida ni la eficiencia por encima de la ley.

Ahora bien, resulta paradójico —y hasta indignante— que mientras estos desórdenes se multiplican, la Policía Municipal del Ayuntamiento de Santo Domingo Este, bajo la administración del alcalde Dío Astacio, dedique sus energías a hostigar empresarios y ciudadanos por los parqueos laterales en la Avenida San Vicente de Paúl y sus calles adyacentes.

Esa misma policía, que anda como perro ‘e presa, con actitud intimidante y abusiva, debería enfocar su fuerza en lo que realmente importa: restablecer el orden, proteger al ciudadano y enfrentar a los que ponen en riesgo la vida de todos.

No es el parqueo lateral el enemigo…
El enemigo es la anarquía que nos atropella en cada esquina.

Decía Thomas Hobbes: “El hombre es un lobo para el hombre.”
Y recordaba Confucio: “Donde hay orden, hay carácter.”
Dos pensamientos que hoy se vuelven grito.

En mi Vallejuelo natal se dice con sabiduría campesina:
“El burro sin freno termina en el precipicio.”
Y esa es exactamente la ruta hacia donde se dirige nuestra convivencia si no se pone freno a tiempo.

Reseña histórica

El fenómeno de los motoconchos nació en los años 90 como una alternativa económica legítima para quienes no tenían empleo. Con el paso de los años, el crecimiento sin control, la falta de regulación y la permisividad institucional lo convirtieron en un caos sobre dos ruedas. Hoy, en pleno 2025, ese desorden ha mutado en amenaza colectiva. Y lo más grave: las autoridades locales parecen más interesadas en el espectáculo que en la solución.

Reflexión final

La República Dominicana necesita orden, autoridad y templanza. El alcalde Dio Astacio y su Policía Municipal deben redefinir sus prioridades. Los ciudadanos exigen protección, no persecución. Las vidas humanas valen más que los parqueos. Y la autoridad se mide por la justicia, no por la fuerza.

Si no se actúa con decisión, la violencia y la indisciplina seguirán dictando la ley en nuestras calles. El tiempo de actuar es ahora.

¡¡¡DIOS ES BUENAZO…!!!

 

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