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NAVIDAD Y DOBLE SUELDO: ALEGRÍA CON CORDURA

NAVIDAD Y DOBLE SUELDO: ALEGRÍA CON CORDURA

Por: Ing. Rafael A. Sánchez

Miércoles de Esperanza — Miércoles, Epicentro de la Semana.

“El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño.”
(Proverbios 27:12, RV1960)

Llega la Navidad… esa época de luces y abrazos, de nostalgia y esperanza, de promesas envueltas en cintas doradas y corazones encendidos. Pero junto a la algarabía, llega también el doble sueldo, ese respiro económico que alegra a muchos y enloquece a otros. Y es ahí, justamente ahí, donde la sensatez debe asumir el mando del corazón.

Porque no todo lo que brilla es oro… ni todo el que gasta con júbilo lo hace con juicio.

Las estadísticas nacionales revelan que el 39 % de los dominicanos que reciben su salario número trece terminan en enero con deudas superiores al 45 % de su ingreso mensual. El Banco Central lo confirma: el consumo desbordado eleva la inflación navideña hasta un 2.1 % estacional, distorsionando el equilibrio económico familiar.

Es tiempo de paz, sí… de unión, sí… de amor, también… pero sobre todo, de prudencia. De pensar antes de gastar, de cuidar antes de correr, de prevenir antes de lamentar.

Como bien sentenció Benjamin Franklin: “Cuida los pequeños gastos; un agujero pequeño puede hundir un gran barco.”
Y con la sabiduría de siglos, Séneca nos recordó: “No es pobre quien tiene poco, sino quien desea más de lo que necesita.”

La sabiduría popular de mi amado Vallejuelo lo resume con sabrosura campesina y precisión filosófica:
“El que gasta sin pensar, termina sin cenar.”

No hay ciencia más exacta que la de la mesura. Ni inversión más rentable que la del control. La prudencia es el mejor seguro de vida para un diciembre seguro y un enero sereno.

Recibamos el doble sueldo como una bendición, no como una licencia para el despilfarro. Que cada peso encuentre propósito, y cada gasto tenga sentido. Que la alegría no se confunda con el derroche, ni la celebración con el descuido.

Cuidemos nuestra reputación económica, personal y nacional. Mostremos al mundo un pueblo alegre, sí, pero también sabio, previsor y equilibrado. República Dominicana debe ser ejemplo de sensatez festiva, de fe prudente y de alegría con límites.

Navidad sí, pero con cordura.
Alegría, sí, pero con mesura.
Amor sí, pero con conciencia.
Porque quien cuida lo suyo, cuida también la Patria.

¡¡DIOS ES BUENAZO…!!

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