La COP30 se enfrenta al reto de encontrar soluciones efectivas para reducir la contaminación causada por los plásticos. Este material, a menudo criticado en el ámbito medioambiental, es considerado por algunos expertos como un recurso valioso si se le explota de manera adecuada como material reciclable.
Tratado global sobre plásticos: un objetivo pendiente
El establecimiento de un Tratado global sobre plásticos sigue siendo un objetivo pendiente para los gobiernos. Durante los últimos tres años, diversas naciones han estado trabajando para llegar a un consenso que permita combatir la polución plástica. Sin embargo, la falta de avances en las negociaciones de agosto en Ginebra evidenció la resistencia de los países productores de petróleo, incluyendo China, a implementar recortes en la producción de plásticos o a prohibir ciertos productos.
Plataforma clave para la regulación del plástico
Los expertos consideran que la COP30 podría ser una plataforma clave para avanzar en un acuerdo que regule la cadena de producción y uso del plástico, cuya fabricación depende en gran medida de combustibles fósiles, generando emisiones de gases de efecto invernadero. José María Carrasco, director general de Cartonplast Iberia, sugiere que la demonización del plástico debería revaluarse, destacando la importancia de un uso reciclable y orientado al ecodiseño.
Carrasco subraya que la reducción del uso del plástico es crucial, pero insiste en que su reutilización también debe ser central. Según estudios de su empresa, un pallet de plástico tiene un menor impacto en la huella de carbono en comparación con productos de un solo uso como el cartón. Cartonplast Iberia ya sigue un modelo de residuos cero, reciclando todos los materiales dañados al cien por ciento.
Por otro lado, Isabel Abascal, fundadora de Compostree, aboga por abordar el uso de plásticos en plantaciones y áreas rurales. Abascal, finalista en los Women Start up Awards 2025, propone que se implementen medidas similares a las aplicadas para microplásticos, buscando soluciones biodegradables. Su empresa busca reducir los plásticos sin demonizar a la industria, señalando la necesidad de medidas a largo plazo y más sostenibles.
Amaia Rodríguez, consejera delegada de Gravity Wave, expresa sus dudas sobre la posibilidad de reemplazar materiales vírgenes y dejar de extraer recursos naturales a favor de aquellos ya producidos. Rodríguez ha transformado más de un millón de kilos de plástico del Mediterráneo en materiales sostenibles, destacando la dificultad de competir con los precios de materiales vírgenes.
De cara a la COP30, Rodríguez espera un cambio sistémico que no solo penalice a las empresas que contaminan, sino que también premie a las que buscan sostenibilidad. Sin embargo, considera poco probable cumplir con los objetivos de la Unión Europea para 2030, que pretende que todos los plásticos sean reciclables y que el 55% sea efectivamente reciclado.
El fracaso de las negociaciones en Ginebra ha incrementado su escepticismo respecto a la COP30 en Bélem. Rodríguez, anteriormente optimista, ahora duda de la capacidad de control de las fuerzas involucradas en este desafío.

