La festividad de Navidad, que se conmemora el 25 de diciembre en honor al nacimiento de Jesús, se celebra en diversos lugares del mundo donde el cristianismo tiene presencia, incluso en países donde la religión es minoritaria. Sin embargo, existen naciones donde esta festividad no es reconocida oficialmente, como es el caso de Uruguay, un país con mayoría cristiana que ha adoptado una forma particular de celebrarla.
Cada 25 de diciembre, miles de familias uruguayas se reúnen para mantener vivas las tradiciones vinculadas a la Navidad, pero lo hacen en un contexto diferente al del resto del mundo. Esto se debe a que Uruguay es un Estado laico desde principios del siglo XX, lo que implica una clara separación entre la Iglesia y el Estado. La constitución uruguaya garantiza la libertad de cultos y establece la no confesionalidad estatal. Un estudio del Centro de Investigaciones Pew Research sobre América del Sur indica que cuatro de cada diez uruguayos no se identifican con ninguna creencia religiosa, a pesar de que el continente alberga la mayor población cristiana del mundo.
Uruguay destaca como el país más aconfesional de Sudamérica, superando a Argentina, Venezuela y Chile, donde también hay un porcentaje considerable de personas que no se consideran creyentes. En cuanto a la población que profesa el cristianismo, Uruguay reporta un 57,9% de fieles católicos, evangélicos y protestantes, además de contar con pequeñas comunidades de otras religiones como el judaísmo y el islam.
En lugar de la Navidad, el 25 de diciembre se conmemora en Uruguay el Día de la Familia, una festividad que está reconocida en el calendario nacional como feriado, pero que contrasta con las prácticas navideñas de gran parte del mundo occidental. La legislación uruguaya no prohíbe la celebración de la Navidad, ni se manifiesta un rechazo cultural hacia ella; sin embargo, la postura institucional evita hacer referencias religiosas en las festividades nacionales.
La celebración del Día de la Familia se remonta a 1919, tras una crisis profunda que propició reformas políticas y sociales en el país. Esta ley redefinió los días festivos nacionales, eliminando nombres de carácter religioso del calendario oficial. Así, el 25 de diciembre, conocido mundialmente como Navidad, fue transformado en el Día de la Familia en Uruguay.
De manera similar, el 6 de enero, que tradicionalmente se asocia con la llegada de los Reyes Magos, se conoce ahora como el Día de los Niños. Aunque las tradiciones pueden continuar practicándose, la denominación oficial ha cambiado para evitar cualquier referencia a la religión.

