Un ataque perpetrado durante la celebración de Janucá en Bondi Beach, Sídney, ha resultado en la muerte de al menos 12 personas y ha dejado a más de diez heridos de gravedad. Este incidente ha impactado de manera directa a la comunidad judía de la ciudad. Las víctimas, que provenían de diversos orígenes, estaban unidas por vínculos familiares, religiosos y comunitarios.
La prensa israelí ha señalado que entre los fallecidos se encuentra Alex Kleytman, un superviviente del Holocausto originario de Ucrania, quien asistía al evento junto a su esposa, Larisa. Kleytman, padre de dos hijos y abuelo de once nietos, había establecido la celebración de Janucá en Bondi como una tradición familiar de larga data, emblemática de la resiliencia y la memoria histórica del pueblo judío.
Otra de las víctimas identificadas es el rabino Eli Schlanger, miembro del movimiento Jabad, quien contaba con 40 años y había nacido en Inglaterra. Schlanger, educado en Francia y Estados Unidos, era considerado por su comunidad como una persona cercana y muy querida. Semanas antes del ataque, había expresado su preocupación acerca del aumento del antisemitismo en Australia.
Las autoridades israelíes informaron que al menos una de las víctimas era ciudadano israelí y que una persona más de nacionalidad israelí resultó herida en el incidente. Esta situación subraya el impacto internacional del ataque y la diversidad de la comunidad judía presente en la celebración.
Gideon Sa’ar, ministro de Exteriores de Israel, declaró que Australia había sido advertida sobre la posibilidad de ataques contra judíos antes de que ocurriera el tiroteo en Bondi Beach. Altos funcionarios israelíes han responsabilizado al gobierno australiano por no haber tomado medidas adecuadas para combatir el antisemitismo. En su cuenta de X, Sa’ar expresó su consternación ante el ataque, indicando que este es el resultado de la creciente violencia antisemita en Australia en los últimos años, y enfatizó que el gobierno australiano debía actuar ante las numerosas advertencias recibidas.
Por su parte, la viceministra de Asuntos Exteriores de Israel, Sharren Haskel, calificó como “vergonzosa” la primera reacción del primer ministro australiano, Anthony Albanese. Haskel afirmó que Israel había alertado en múltiples ocasiones que la falta de acciones firmes contra el odio antijudío aumentaría la probabilidad de ataques como el sucedido en Bondi Beach.
Este trágico evento no solo ha dejado un saldo de víctimas, sino que también ha reavivado el debate sobre la seguridad de la comunidad judía en Australia y la necesidad de una respuesta más contundente ante el antisemitismo.

