Por: Ing. Rafael A. Sánchez C. — Ingeniero, locutor, comunicador, magíster
Vivimos tiempos donde la fe parece haberse convertido en un simple enunciado de ocasión y no en una fuerza interior que nos guíe hacia la honestidad, la decencia y la coherencia. La fe verdadera, la que nutre la conciencia y robustece la ética, no se sostiene en simulacros de virtud ni en puestas en escena de superioridad moral.
Con respeto, pero con absoluta firmeza, es necesario recordar que la sociedad dominicana no es un botín ni un escenario de vanidades donde algunos servidores públicos se endiosan, se venden y se comportan como si sus puestos fueran propiedades heredadas. A estos personajes hay que advertirles, con toda la claridad que la dignidad ciudadana impone, que quien esparce vidrios, tachuelas y tizones en el camino probablemente tenga que regresar por esa misma senda… descalzo y avergonzado.
El control responsable no es sinónimo de persecución ni de duda injustificada. Es un deber institucional y moral que debe ejercerse para salvaguardar los intereses del pueblo que paga, con su esfuerzo cotidiano y sus impuestos, el salario de cada funcionario, desde el más humilde hasta el más encumbrado. Se llama SERVIR porque su razón de ser es el servicio, no la opulencia, el negocio paralelo, ni el afán de imponer miedo.
Hoy más que nunca, urge recordarle a estos que presumen de pureza que el ladrón juzga por su condición y que su arrogancia los delata más que cualquier auditoría. Y si hace falta auditar a los auditores, habrá que hacerlo. Porque “lo mucho hasta Dios lo ve” y porque el país ya está en el umbral de elevar estas denuncias a niveles que pongan fin a la impunidad y el abuso de poder.
No se puede gobernar con gestos teatrales ni con alardes vacíos. Como decía Baltasar Gracián:
“Dime de qué presumes y te diré de qué careces.”
Y como advirtió Abraham Lincoln:
“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.”
Es tiempo de recuperar la sensatez, la humildad y la fe auténtica que mueve a la acción ética. Es tiempo de poner la conciencia por encima de la conveniencia. Quien no quiera servir con honestidad, que tenga la decencia de hacerse a un lado.
¡DIOS ES BUENAZO…!!!