Por: Ing. Rafael A. Sánchez
“El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño.”
Proverbios 27:12 (RV1960)
La salud, la educación, la seguridad ciudadana, la economía y las libertades son los cinco pilares fundamentales sobre los cuales descansa el desarrollo sostenible de toda nación. En la República Dominicana, estos paradigmas deben ser preservados, fortalecidos y monitoreados con la prudencia que exige el liderazgo moderno. Sin embargo, hay un sexto pilar inseparable de todos los anteriores: la soberanía alimentaria, sostenida por la agricultura, que garantiza no solo el sustento del pueblo, sino la estabilidad misma del Estado.
Al Presidente Luis Rodolfo Abinader Corona le restan años decisivos de mandato, en los cuales debe redoblar los esfuerzos para mantener dichos pilares en equilibrio prístino, incolume, nítido y controlado. Solo así el país continuará su ascenso in crescendo, de manera vertiginosa, firme y decidida. La experiencia reciente ante el paso de la tormenta tropical —posteriormente huracán— Melissa, constituye una muestra irrefutable de que cuando se quiere, se puede.
Los organismos de seguridad y prevención, encabezados por el primer mandatario, el General (R) Juan Manuel Méndez García, Director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), la Ing. Gloria Ceballos, Directora de la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET), junto a instituciones hermanas como la Defensa Civil, el Ministerio de Obras Públicas, el Cuerpo de Bomberos y el Ministerio de Salud Pública, demostraron una coordinación estratégica impecable. La planificación anticipada, la comunicación efectiva y la respuesta inmediata evitaron tragedias mayores y cumplieron con su propósito medular y visceral:
“SALVAR VIDAS HUMANAS Y ANIMALES.”
Como bien expresó Séneca: “La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad.” Y esta vez, la preparación dominicana fue ejemplar.
Aun así, no se puede obviar que algunos ciudadanos, desaprensivos e indisciplinados, desafiaron los llamados de alerta, exponiendo su vida y la de otros. Para futuras emergencias, urge aplicar régimen de consecuencias firmes y ejemplarizantes: prisión, multas y sanciones administrativas. La prevención sin disciplina colectiva se convierte en un riesgo compartido.
Decía Aristóteles: “La prudencia es la virtud que nos enseña a elegir bien los medios para alcanzar los fines.” Ese es el camino que debemos seguir como nación: prudencia con acción, ciencia con conciencia, autoridad con humanidad.
Y como enseña la sabiduría popular de mi querido y natal Vallejuelo:
“El que se prepara antes del aguacero, nunca se moja con sorpresa.”
Reflexión final
El crecimiento de un país no se mide solo en cifras macroeconómicas, sino en su capacidad de proteger la vida de sus ciudadanos. República Dominicana ha dado un paso firme hacia la madurez institucional y la gestión moderna del riesgo.
Según datos del COE y la ONAMET, la eficiencia operativa en respuesta a Melissa redujo en más de un 62% los incidentes mortales comparados con fenómenos similares de años anteriores, demostrando que la prevención salva vidas y la coordinación institucional construye futuro.
Por tanto, gobernar con previsión no es solo una virtud: es un acto de amor patriótico y de respeto a la vida.
¡¡¡DIOS ES BUENAZO…!!!


