Estados Unidos ha intensificado su presión sobre el narcotráfico en el Caribe, llevando a cabo una operación que resultó en el hundimiento de una lancha atribuida al grupo criminal venezolano conocido como el Tren de Aragua, bajo órdenes del presidente Donald Trump.
Operación militar en el Caribe
En la madrugada del viernes, una embarcación dirigida por el Tren de Aragua fue hundida por fuerzas del Ejército de Estados Unidos. Según el secretario de Guerra, Pete Hegseth, la lancha transportaba narcóticos y operaba hacia el norte del continente. La acción resultó en la muerte de seis personas, calificadas por Washington como “narcoterroristas”.
Declaraciones oficiales y contexto
Hegseth explicó, a través de su cuenta de X, que el ataque fue una orden directa del presidente Trump y que la operación fue realizada por el Departamento de Guerra contra una “Organización Terrorista Designada”. El Pentágono aseguró que la intervención tuvo lugar en aguas internacionales, aunque no se presentaron pruebas del supuesto contrabando de drogas o de los vínculos criminales de los ocupantes de la lancha.
El secretario de Guerra, conocido por su postura firme, dirigió una advertencia a las redes de narcotráfico en la región, afirmando que serán perseguidas de manera similar a Al Qaeda. Dijo que las operaciones norteamericanas mapearán las redes y rastrearán a sus integrantes.
Operaciones previas y reacciones internacionales
Hegseth informó que esta es la primera intervención nocturna de estas características en el Caribe, aunque desde septiembre se han desarrollado al menos diez operaciones similares en la región y en el Pacífico, acumulando un saldo de 37 muertos, de acuerdo con cifras oficiales.
Trump ha defendido estas operaciones como parte de lo que califica como un “conflicto armado contra el narcotráfico”. Elizabeth Dickinson, analista del International Crisis Group, señaló que esta clasificación jurídica es debatida por varios expertos y cuestiona la expansión de la campaña militar, apuntando al deterioro de las relaciones con Colombia y Venezuela como resultado.
En respuesta, el presidente colombiano Gustavo Petro expresó su desacuerdo con las acciones estadounidenses, calificándolas de “asesinatos” y denunciando la violación de las normas internacionales. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia ha demandado la suspensión de las operaciones y ha reiterado la importancia de respetar la soberanía de los países de la región.
Mientras tanto, Trump ha criticado duramente a Petro, utilizando calificativos despectivos, y ha acusado al presidente venezolano Nicolás Maduro de dirigir actividades criminales, lo cual ha sido negado por el gobierno de Venezuela.
Despliegue militar y tensiones futuras
El Pentágono ha desplegado recursos significativos en el área, incluyendo destructores con misiles guiados y cazas F-35, así como un submarino nuclear y más de 6,500 efectivos. A medida que las operaciones se extienden hacia el Pacífico, aumentan las preocupaciones sobre posibles tensiones diplomáticas más graves en el futuro.

