Una vida marcada por la lucha y la política.
José Alberto “Pepe” Mujica, quien presidió Uruguay entre 2010 y 2015, falleció el 13 de mayo de 2025 en su chacra ubicada en las afueras de Montevideo. La noticia fue confirmada por el presidente uruguayo Yamandú Orsi. Mujica padecía un cáncer de esófago con metástasis y había decidido suspender los tratamientos médicos en enero de este año.
Antes de su incursión en la política institucional, Mujica fue miembro del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una organización guerrillera de izquierda activa en las décadas de 1960 y 1970. Durante la dictadura militar uruguaya, fue detenido y pasó casi 15 años en prisión, muchos de ellos en condiciones de aislamiento.
Presidencia y legado
Tras su liberación en 1985, Mujica se integró al Frente Amplio, coalición de izquierda uruguaya, y ocupó diversos cargos públicos, incluyendo el de ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. En 2010 asumió la presidencia del país, destacándose por implementar políticas progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto y la regulación del mercado del cannabis.
Mujica fue reconocido internacionalmente por su estilo de vida austero. Residía en una modesta granja, conducía un antiguo Volkswagen Beetle y donaba gran parte de su salario presidencial a organizaciones benéficas. Su enfoque pragmático y su discurso ético lo convirtieron en una figura respetada tanto dentro como fuera de Uruguay.
Reacciones internacionales
El fallecimiento de Mujica generó numerosas reacciones a nivel mundial. Líderes políticos y figuras públicas destacaron su compromiso con la justicia social y su integridad personal. El presidente de España, Pedro Sánchez, expresó que Mujica “vivió la política desde el corazón”, mientras que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, lo calificó como “un gran revolucionario”.
Últimos días y despedida
En sus últimos meses, Mujica continuó participando en actividades políticas y sociales, a pesar del avance de su enfermedad. En una de sus últimas entrevistas, instó a los jóvenes a “amar la vida”, reflejando su filosofía de esperanza y compromiso con las futuras generaciones.
Su esposa, Lucía Topolansky, también exguerrillera y senadora, estuvo a su lado durante su enfermedad. Mujica expresó su deseo de ser enterrado bajo una secuoya en su chacra, junto a su perra Manuela, como símbolo de su conexión con la tierra y la sencillez que caracterizó su vida.
El legado de José “Pepe” Mujica perdura como ejemplo de coherencia entre el discurso y la acción, inspirando a generaciones a valorar la humildad y el compromiso social por encima de las ambiciones personales. ¿Qué enseñanzas deja su vida para los líderes políticos actuales y futuros?