José Antonio Kast, político chileno nacido en Santiago el 18 de enero de 1966, ha sido investido como presidente del país tras un recorrido que ha reflejado las tensiones y transformaciones en la política chilena reciente.
Kast, el menor de diez hermanos en una familia de ascendencia alemana, creció en un ambiente profundamente católico y tradicional en las zonas rurales de Paine y Buin, al sur de Santiago. Su educación en el Colegio Alemán, así como su formación en Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile, lo llevaron a involucrarse en el Movimiento Gremial en los años ochenta, donde se relacionó con Jaime Guzmán, figura clave de la Constitución chilena de 1980. Esta influencia temprana marcó su camino hacia una orientación política de derecha, defendiendo posturas tradicionales y conservadoras.
Su carrera política comenzó en 1996 como concejal de Buin, afiliado a la Unión Demócrata Independiente (UDI). En 2002, fue elegido diputado y mantuvo su escaño durante cuatro períodos consecutivos, lo que consolidó su presencia en sectores conservadores de la población. Aunque llegó a ocupar cargos relevantes en la UDI, su desencanto con la dirección del partido lo llevó a renunciar en mayo de 2016, en un momento de crisis de la legitimidad del sistema político chileno.
Postrenuncia, Kast fundó el Partido Republicano en 2020, el cual se estableció como una plataforma para aquellos descontentos con la derecha tradicional. Este nuevo partido se caracteriza por un enfoque en el conservadurismo moral y el apoyo a un modelo económico de mercado con un Estado de mínimas intervenciones. Su ideario incluye la defensa de políticas económicas del régimen militar de Augusto Pinochet.
En el ámbito electoral, Kast se presentó en tres ocasiones a la presidencia. En 2017, obtuvo un 7,93% de los votos; en 2021, logró llegar a la segunda vuelta contra Gabriel Boric, alcanzando un 44,13%; y en 2025, nuevamente pasó a segunda vuelta, obteniendo un 23,9%. Su éxito reciente a la presidencia, el 14 de diciembre, culmina un trayecto marcado por su capacidad de canalizar el descontento social a través de un discurso asociado a una derecha radical.
Analistas lo describen como un líder que amalgama la tradición gremialista chilena con características de movimientos de derecha radical a nivel global, situándose en contextos de seguridad y restricciones migratorias. Su programa incluye la lucha contra el narcotráfico, y propone un control estricto de la inmigración y un limitado enfoque en reformas sociales. En el ámbito de valores, su oposición al aborto y a la ampliación de derechos LGTBI refleja un choque con las tendencias culturales contemporáneas.
El ascenso de Kast está estrechamente vinculado con el estallido social de 2019 y el descontento generalizado hacia el gobierno de Boric, así como el debilitamiento de las posturas progresistas. Su presidencia representa una nueva etapa en Chile, en línea con el fenómeno de las derechas radicales en América Latina, aunque se enfrenta a un Congreso fragmentado y a las memorias de la dictadura.
La llegada de Kast a La Moneda plantea desafíos para las relaciones de Chile con España y la Unión Europea, ante un giro hacia una política nacional conservadora, mientras se busca mantener un enfoque económico liberal que favorezca la inversión en un contexto social que podría polarizarse aún más.

