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La Geopolítica Global del Presente

La Geopolítica Global del Presente

Por: Milton Olivo – escritor, comunicador, ambientalista y activista por el desarrollo del sector agroindustrial y pesquero en la República Dominicana.

En pleno 2025, el tablero geopolítico mundial se encuentra en una fase de redefinición estructural. Las tensiones no se manifiestan únicamente en conflictos armados o en guerras convencionales, sino en una multiplicidad de frentes: comercio, tecnología, influencia ideológica, recursos estratégicos y posicionamientos regionales. Estados Unidos y China continúan siendo los principales protagonistas como megapotencias.

Este artículo analiza el comportamiento actual de estas megapotencias, sus estrategias visibles y encubiertas, y plantea una lectura crítica de los límites de su accionar, especialmente en regiones como América Latina.

Claves del comportamiento actual de EE. UU.: es evidente su pivote hacia Asia, el uso intensivo de sanciones económicas, guerras arancelarias y restricciones tecnológicas. En su territorio: Polarización política, desafíos económicos y crisis institucional.

Pese al discurso de “regreso al patio trasero”, Washington reconoce que América Latina ya no puede ser controlada por la fuerza. La opción de una intervención militar en Venezuela, por ejemplo, es más una herramienta retórica que una posibilidad real.

La experiencia histórica lo demuestra: si 42.000 marines fueron necesarios para abortar la Revolución Constitucionalista en la República Dominicana, con 4.000 marines es impensable una ocupación exitosa de una Venezuela bien armada y con apoyo irregular externo, de países como  Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua.

Es evidente que el ascenso chino ha dejado de ser “pacífico”. En 2025, Pekín actúa con un nivel de asertividad que ya no oculta sus ambiciones: convertirse en la principal potencia global en términos tecnológicos, económicos y, eventualmente, militares.

Podemos observar que los ejes de acción actuales de China, su núcleo es “La Franja y Ruta”, que ha mutado hacia versiones digitales, energéticas y financieras, penetrando África, Eurasia y América Latina mediante deuda, infraestructura y dependencia tecnológica.

Las tensiones existentes en el presente, reflejadas en la crisis en Europa,  Oriente, África y América Latina, con manifestaciones de nuevas disputas de influencia. Mientras EE. UU. intenta reinsertarse diplomáticamente, China ya tiene posiciones consolidadas mediante financiamiento, comercio y tecnología.

La verdadera guerra del siglo XXI no es territorial, sino digital. Chips, inteligencia artificial, 5G, ciberseguridad y soberanía de datos son las nuevas “armas nucleares” del poder.

Venezuela representa un caso paradigmático de la nueva era geopolítica. Aunque sigue siendo un punto de fricción entre intereses geoestratégicos, ni EE. UU. ni ningún actor externo tiene interés real o capacidad efectiva para ejecutar una invasión convencional.

Razones: Costo político y militar elevado, alta polarización interna y estructuras de milicias, actores importantes de apoyo, y sensible poder militar.  Creo que la doctrina actual se centra más en presionar desde lo económico y aislar diplomáticamente.

Nos encontramos en una etapa de multipolaridad inestable, en la que el orden internacional aún no encuentra su nuevo equilibrio. Estados Unidos y China siguen siendo los actores dominantes, pero el conflicto no es directo ni clásico, sino sistémico, multisectorial y prolongado. América Latina, y especialmente países como Venezuela, son más bien escenarios de disputa indirecta.

Cualquier lectura geopolítica actual debe reconocer que el poder ya no se impone solamente con tanques, sino con chips, narrativas, redes financieras y capacidad de resiliencia interna. Las megapotencias lo saben, y están actuando en consecuencia.

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