Por José R. Núñez Corona
El 2025 cierra con una paradoja dolorosa para la República Dominicana. Mientras los tribunales intentan cuantificar el daño de la Operación Cobra —aquel esquema que succionó más de 15,000 millones de pesos destinados a la nutrición de nuestros envejecientes—, el Congreso Nacional ha respondido no con más control, sino con una vertiginosa “ola” de nuevos préstamos que hipoteca el futuro de la nación.
El factor “OLA”: El origen político del desastre
Para entender la gravedad de esta crisis, es imposible ignorar el nombre del movimiento que impulsó la llegada de este gobierno: la OLA (Organización Luis Abinader). Es una ironía sangrienta que este movimiento del sector externo fuera fundado y dirigido por Santiago Hazim, el mismo hombre señalado hoy por el Ministerio Público como el principal responsable del desfalco en SeNaSa. Lo que nació como una plataforma política de “cambio”, terminó convirtiéndose en el epicentro de un tsunami que devoró los fondos de salud de los más vulnerables. Hoy, el término “OLA” ya no evoca esperanza, sino una marea de corrupción y endeudamiento.
El espejismo de los números
El Gobierno insiste en que la deuda ha bajado en relación al Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, este dato es una falsa estadística denunciada por economistas independientes. La deuda real ha saltado de US$44,000 millones en 2020 a más de US$61,000 millones en 2025. La supuesta mejoría es solo un espejismo causado por la inflación que infla el PIB nominal, mientras el ciudadano común debe cada vez más dinero.
La prueba de la estafa: Un presupuesto deficitario, la evidencia más clara de esta estafa institucionalizada es el presupuesto de 2026. Someter una pieza con un déficit de RD$280,000 millones obligando a tomar RD$401,767 millones adicionales en bonos, es una confesión de insolvencia. Se está tomando prestado para pagar gastos corrientes y nóminas, violando los límites de la Ley de Crédito Público.
La voz del Congreso: Omar Fernández
En medio de las sesiones de urgencia de esta semana, el senador Omar Fernández ha denunciado esta “vorágine crediticia”, recordando que el gobierno actual ha establecido un récord histórico de endeudamiento. Fernández señala que mientras el país se endeuda a pasos agigantados, los servicios básicos colapsan bajo el peso de la corrupción. “Se pide dinero prestado para pagar intereses, no para transformar la vida de la gente”, ha sentenciado el legislador.
Conclusión: Un barril sin fondo
El contraste es brutal: el mismo gobierno que en la oposición criticaba cada centavo tomado por sus antecesores, hoy firma pagarés millonarios mientras sus dirigentes más cercanos, como el líder de la OLA, son procesados por saquear el sistema de salud. El déficit de 2026 no es por falta de recursos, sino por el exceso de fugas en un barril que el propio Gobierno ha dejado sin fondo.


