Por Pedro Morales – Director ejecutivo y fundador de la empresa de automatizaciones en IA “Liderazgo Digital MS”
Vivimos una era de transformación sin precedentes. La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futura para convertirse en una fuerza revolucionaria que impacta directamente cada aspecto de nuestra vida cotidiana. Desde asistentes virtuales y sistemas de recomendación hasta herramientas que escriben, dibujan, componen música o simulan voces humanas con una precisión asombrosa. Ante este panorama, la necesidad de establecer marcos legales claros y actualizados sobre la IA ya no es una opción: es una obligación.
El avance acelerado de la inteligencia artificial y sus implicaciones legales
En los últimos meses, los principales desarrolladores de IA han lanzado versiones cada vez más potentes y accesibles de sus herramientas. Modelos como GPT-4, Sora de OpenAI, Gemini de Google, entre otros, demuestran que la inteligencia artificial no sólo puede responder preguntas o generar textos, sino también simular emociones, automatizar decisiones, y producir contenido indistinguible del creado por humanos.
Esta velocidad vertiginosa plantea preguntas éticas, legales y sociales fundamentales:
- ¿Quién es responsable si una IA comete un error?
- ¿Puede una IA generar contenido protegido por derechos de autor?
- ¿Se puede replicar la voz o imagen de una persona sin su consentimiento?
La respuesta a todas estas preguntas depende de una legislación que, lamentablemente, aún va muy por detrás de la realidad tecnológica.
La necesidad de un marco normativo integral para la IA
Es urgente que los Estados, a través de sus poderes legislativos, aborden esta brecha. Se necesitan leyes que regulen el uso responsable de la IA, protejan los derechos de las personas, y promuevan la innovación sin poner en riesgo principios fundamentales como la privacidad, la identidad y la propiedad intelectual.
Países como la Unión Europea ya han dado pasos firmes con la aprobación del AI Act, una legislación pionera que establece niveles de riesgo y obligaciones específicas para los desarrolladores y usuarios de IA. América Latina y el Caribe no pueden quedarse atrás. No se trata solo de adaptarse a la tecnología, sino de garantizar que esta tecnología se desarrolle con ética, transparencia y justicia.
Crear una mesa de trabajo interinstitucional para legislar la inteligencia artificial en República Dominicana
Desde hace un tiempo, vengo alzando la voz en distintos medios de comunicación y entrevistas televisivas sobre la urgencia de legislar la inteligencia artificial en la República Dominicana. Como parte de mi compromiso, me he ofrecido como nexo para iniciar este proceso de articulación, convocando a los distintos sectores involucrados.
Es fundamental crear una mesa de trabajo interinstitucional con la participación de:
- Legisladores dominicanos,
- Representantes del sector de la locución, el doblaje y la radiodifusión,
- Instituciones responsables de los derechos de autor,
- Y expertos en tecnología y ética de la inteligencia artificial.
Nuestro país cuenta con profesionales de gran capacidad en este ámbito. Podemos citar, entre otros, a Pavel de Camps, Jhanell Ferreras y mi persona, quienes desde distintos espacios hemos coincidido en la urgencia de una legislación nacional que no solo regule, sino que garantice una IA ética, segura y equitativa para todos.
La voz como derecho de autor: proteger a los locutores en la era de la inteligencia artificial
En un segundo, pero igualmente relevante plano, es necesario abrir el debate sobre el uso de voces sintetizadas por inteligencia artificial, particularmente en el mundo de la locución y la comunicación profesional.
Cada vez es más fácil entrenar un modelo de IA para replicar con fidelidad la voz de un locutor, un actor de doblaje o un artista. Esta capacidad, aunque impresionante desde el punto de vista tecnológico, abre la puerta a una profunda vulneración de derechos si no se regula adecuadamente.
Por eso, dentro de la propuesta legislativa, debe considerarse la creación de un nuevo tipo de derecho de autor para la voz. Así como se protege la imagen, el nombre y las obras intelectuales, también debemos garantizar que la voz humana –como expresión creativa y profesional– sea reconocida como un bien protegido por la ley.
Legislar la IA es legislar nuestro futuro
La inteligencia artificial no es el futuro, es el presente. Su regulación, por tanto, no puede seguir esperando. Si no actuamos con rapidez, corremos el riesgo de que los vacíos legales de hoy se conviertan en los conflictos éticos, sociales y económicos del mañana.
Legislar la inteligencia artificial es legislar sobre nuestra humanidad frente a la máquina, sobre nuestras libertades frente a los algoritmos, y sobre nuestros derechos en una nueva era digital. No podemos darnos el lujo de llegar tarde a esta conversación.