El jefe de la Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), Eladio Loizaga, expresó su deseo de que las elecciones generales del 30 de noviembre en Honduras se realicen de manera pacífica, tranquila y responsable.
Loizaga, quien es exministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, afirmó tras una reunión con la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, que estas elecciones son cruciales ya que definirán el rumbo del país para los próximos cuatro años. Castro terminará su mandato el 27 de enero y será reemplazada por el ganador de los comicios de este domingo.
Presencia de observadores internacionales
La Misión de la OEA está formada por 101 observadores desplegados en todo el país bajo la supervisión de coordinadores. Loizaga mencionó que el proceso electoral será monitoreado a través de la información proporcionada por estos observadores.
El canciller de Honduras, Javier Bu, describió como positiva la reunión con la presidenta Castro, indicando que ambos reafirmaron el compromiso de asegurar unas elecciones libres y transparentes. Bu destacó la importancia de la jornada electoral como una expresión democrática donde el pueblo hondureño ejercerá su derecho al voto para celebrar los valores democráticos del país.
Participación masiva en las elecciones
Para estas elecciones generales, se espera la participación de 32,000 observadores nacionales y más de 800 observadores internacionales. Así, más de seis millones de hondureños elegirán un presidente, tres vice-presidentes, 298 alcaldes municipales, 128 diputados al Parlamento nacional y 20 al Parlamento Centroamericano.
Los principales candidatos a la Presidencia son Rixi Moncada, del Partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda); Salvador Nasralla, del Partido Liberal; y Nasry Asfura, del Partido Nacional, conservadores. Este proceso electoral está marcado por desafíos en transparencia y seguridad, durante el estado de excepción que persiste desde diciembre de 2022.
Contexto histórico y desafíos actuales
Las elecciones del domingo son las duodécimas desde que Honduras retornó al orden constitucional en 1980, tras un período de casi veinte años de gobiernos militares. La situación actual ha generado inquietudes sobre la transparencia y seguridad de los votos.
Se espera que las elecciones reflejen la voluntad del pueblo hondureño y fortalezcan el proceso democrático en el país.

