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Percepción y Realidad: Cuidadito, Compay Gallo

Percepción y Realidad: Cuidadito, Compay Gallo

Por: Ing. Rafael A. Sánchez

Martes de Fe.

“Examina todo; retened lo bueno.” (1 Tesalonicenses 5:21, RV1960)

La encrucijada entre percepción y realidad

En República Dominicana, el debate económico actual se halla atrapado entre la percepción mediática y la realidad tangible de los indicadores macroeconómicos. La oposición política, en su afán de desgaste, construye narrativas que buscan desdibujar los logros alcanzados, olvidando que, en la era de la globalización, la reputación de país es un activo estratégico.

El turismo, que en 2024 generó más de 10 mil millones de dólares y recibió 11.2 millones de visitantes (récord histórico según el MITUR), no puede ponerse en juego con discursos alarmistas. La inversión extranjera directa, que superó los 4 mil millones de dólares, tampoco debe verse empañada por percepciones que no se corresponden con la verdad.

La reputación es capital de nación.

Publilio Siro decía: “La fama es más durable que la vida.” Y es precisamente la fama positiva de nuestro país lo que hoy sostiene el clima de inversión, la confianza internacional y el reconocimiento de organismos multilaterales.

Las cifras son elocuentes:

  • Crecimiento del PIB proyectado en 4.3% para 2025, por encima del promedio regional.
  • Inflación interanual controlada dentro del rango meta del Banco Central.
  • Estabilidad cambiaria con un dólar que mantiene niveles de confianza y previsibilidad.

Ante esta realidad, debemos preguntarnos: ¿qué ganamos como nación con repetir percepciones negativas que no se corresponden con la evidencia?

En mi Vallejuelo natal y querido decimos con sabiduría campesina: “Cuidadito, Compay Gallo… cuidadito. No juguemos con candela, porque nos podemos quemar.” La percepción manipulada puede volverse un incendio: dañando la imagen-país, ahuyentando al turista, desconfiando del inversionista y debilitando la autoestima nacional.

Aristóteles afirmaba: “El hombre es por naturaleza un ser político.” Sin embargo, esa condición no debe convertirse en un permiso para destruir el bien común con tal de obtener ventaja partidaria. La oposición es legítima y necesaria, pero debe ejercerse con responsabilidad y altura moral.

El Gobierno dominicano, con sus aciertos y desaciertos, mantiene indicadores sólidos que celebran la buena gestión presidencial y confirman que el país avanza. A nosotros, como ciudadanos, nos corresponde preservar la paz, defender nuestra reputación y consolidar el clima de confianza que tanto nos ha costado construir.

Rafael A. Sánchez C.
¡¡¡DIOS ES BUENAZO…!!!

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