El descontento juvenil se ha manifestado en múltiples países alrededor del mundo, desde el sudeste asiático hasta Latinoamérica, y ha llevado a la generación Z a salir a las calles para exigir cambios en sus sociedades. Este fenómeno se caracteriza por el rechazo al poder establecido y la influencia significativa de las redes sociales en la organización de las protestas.
Protestas en Bulgaria y México
Bulgaria y México son dos de los países que han experimentado recientemente un resurgimiento de manifestaciones lideradas por jóvenes. En Sofía, la capital búlgara, miles de personas se unieron bajo el lema “La generación Z no se quedará callada” para protestar contra el Gobierno conservador y su primer presupuesto en euros. Según información de DW, la corrupción, los bajos salarios y la falta de libertad de prensa han impulsado a la población a exigir un cambio que, en la última semana, resultó en la dimisión del primer ministro, Rosen Zhelyazkov. Durante su anuncio, el mandatario subrayó: “Escuchamos la voz de los ciudadanos, debemos estar a la altura de las exigencias”.
En México, las protestas han resaltado la necesidad de mayor seguridad frente a la violencia del crimen organizado. Un joven de 16 años, Ángel Morales, destacó que su movilización del 20 de noviembre no se asociaba con ningún partido político y se centraba en buscar un futuro mejor. Las demandas de transparencia, libertad, seguridad y oportunidades también se han hecho eco en otras naciones, como Marruecos, donde miles de jóvenes protestaron con el slogan “menos Mundial y más hospitales” mientras el Gobierno se centraba en inversiones para el Mundial de Fútbol de 2030.
El papel de las redes sociales en las movilizaciones
Ignacio Urquizu, profesor de Sociología Aplicada en la Universidad Complutense, señala que la actual generación de jóvenes, frecuentemente etiquetada como conformista, se ha movilizado debido a la frustración por las responsabilidades materiales que enfrentan y la falta de medios económicos para alcanzar el estilo de vida que aspiran. Este descontento presenta similitudes con movimientos previos, como el 15M y Occupy Wall Street, que surgieron en respuesta a la crisis económica de 2008.
El uso de las redes sociales ha sido un factor clave en la organización de estas protestas. Mientras plataformas como Twitter jugaron un papel crucial en las movilizaciones pasadas, hoy en día, TikTok y Discord parecen dominar como principales canales de comunicación. Un ejemplo de este nuevo enfoque se dio en Nepal, donde aproximadamente 100.000 jóvenes interactuaron en línea para elegir a la expresidenta del Tribunal Supremo, Shushila Karki, como primera ministra interina tras protestas contra el bloqueo del acceso a plataformas digitales.
En este contexto, el Gobierno nepalí argumentó que las restricciones a las redes eran necesarias para prevenir la difusión de discursos de odio, pero las protestas comenzaron como respuesta a la desigualdad y situaciones de pobreza, afectando al 20% de la población. Darío García de Viedma, investigador del Real Instituto Elcano, explica que estas tensiones crecieron en las redes sociales, lo que permitió una rápida difusión de las protestas.
Las protestas en Nepal culminaron con la dimisión de su primer ministro, Khadga Prasad Oli, e ilustraron la búsqueda de una alternativa política que abordara las demandas de los jóvenes. A su vez, estos eventos inspiraron movimientos similares en países con sistemas democráticos menos robustos, como Madagascar, donde los jóvenes también se movilizaron para expresar su descontento por problemas sociales y económicos.
En todas estas movilizaciones, se ha utilizado la bandera con la calavera sonriente, conocida como ‘Jolly Roger’, un símbolo de resistencia popularizado por el anime japonés One Piece. Este elemento de cohesión cultural ha permitido que jóvenes de diferentes contextos se identifiquen y unan en sus luchas.
A pesar de que las causas del descontento pueden variar entre países, la corrupción, la desigualdad y la falta de expectativa son problemas comunes que agravan el malestar juvenil. Las denominadas ‘protestas de la generación Z’ han generado un nuevo enfoque en la movilización política, trascendiendo fronteras geográficas y culturales. A medida que avanza esta ola de protestas, persiste la incertidumbre sobre si logrará efectivamente traducir su impulso en cambios políticos y sociales significativos.

