Emmanuel Macron y su esposa, Brigitte Macron, han interpuesto una demanda por difamación en un tribunal de Delaware, Estados Unidos, dirigida contra la influencer conservadora Candace Owens. Esta acción legal surge como respuesta a declaraciones y contenidos donde Owens sostiene que Brigitte Macron es un hombre, lo que ha provocado polémica internacional y un renovado debate sobre la responsabilidad en redes sociales.
Detalles de la demanda por difamación contra Candace Owens
La demanda, presentada el miércoles, incluye un total de 22 cargos y sostiene que Owens ha propiciado una campaña de información “falsa” para promover su reconocimiento personal, incrementar su notoriedad y generar beneficios financieros. El documento expone que la influencer ha llevado adelante una “campaña de humillación global” contra Brigitte Macron, utilizando su plataforma digital para difundir supuestas invenciones sobre la primera dama francesa.
Acusaciones y evidencias presentadas en el tribunal
- Acusaciones concretas: Owens afirmó erróneamente que Brigitte Macron nació como Jean-Michel Trogneux, y luego realizó una transición de género. La demanda recalca que, a pesar de la existencia de pruebas de que Brigitte Macron nació con su nombre actual, Owens ignoró reiteradamente retractarse.
- Evidencias: El expediente de 219 páginas incluye imágenes familiares, publicaciones en redes sociales, capturas de pantalla del sitio web de Owens, y productos comercializados con referencia al caso, como camisetas con la imagen de Brigitte Macron como “Hombre del año”.
- Daños reclamados: El presidente Macron y su esposa buscan el pago de indemnizaciones, el reembolso de costos legales y cualquier otra medida que el tribunal considere justa.
Implicaciones públicas y responsabilidad de influencers
El pleito legal subraya el impacto de las declaraciones públicas sobre la reputación de figuras de alto perfil y abre el debate sobre la responsabilidad de los influencers en la difusión de información en plataformas digitales. El caso enfrenta directamente la cuestión de hasta dónde alcanzan los límites de la libertad de expresión frente al respeto de la privacidad y la dignidad personal. La decisión final del tribunal en Delaware podría establecer un precedente sobre el control de noticias falsas y lecciones relevantes para el entorno digital global.
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