Por el periodista Salvador Holguín diciendo “lo que otros callan”.
El presidente de la República, Luis Abinader enfrenta hoy uno de los desafíos más complejos de su gestión: el sector eléctrico. Pese a los esfuerzos del gobierno por dar respuestas inmediatas a la reciente crisis, lo cierto es que el sistema continúa mostrando la misma fragilidad que ha caracterizado a la República Dominicana durante décadas.
La pregunta que muchos se hacen es por qué, a pesar de las promesas de cambio, se mantienen en posiciones claves los propios funcionarios y técnicos responsables de la disfuncionalidad que arrastra el sistema desde hace más de 20 años. En efecto, bajo las administraciones del PLD, encabezadas por los presidentes Leonel Fernández y Danilo Medina, no se logró superar el problema estructural, y hoy, esas mismas figuras continúan ocupando espacios de poder.
Este inmovilismo genera una peligrosa señal: si no se adoptan disposiciones seguras, el propio gobierno podría ser víctima de desestabilización. La energía es la columna vertebral de la economía y de la vida cotidiana del país; sin ella no hay competitividad, inversión ni desarrollo. Mantener a los mismos actores de siempre, con los mismos métodos y las mismas excusas, es condenar al país a repetir la historia de fracasos y ofrecimientos incumplidos.
La población necesita resultados concretos, no discursos. Cada apagón representa no solo un golpe al bolsillo de las familias y de los empresarios, sino también un recordatorio de la incapacidad de las administraciones para resolver un inconveniente que afecta de manera transversal a la sociedad.
Abinader debe despertar a tiempo, su liderazgo y su promesa de cambio no pueden verse arrastrados por intereses enquistados en un sector que históricamente ha sido terreno fértil para la ineficiencia y la corrupción. El reto es claro: o se enfrenta con determinación a quienes han sido parte del problema, o corre el riesgo de que el pueblo lo perciba como otro gobernante que pasó por el Palacio Presidencial sin resolver lo esencial.
La historia reciente lo confirma: en RD, la energía puede convertirse en la tumba política de cualquier gobierno, y si no se toman decisiones firmes ahora, esa lápida podría llevar escrito el nombre de Luis Rodolfo Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM).