Por: Eridel Reyes Rodríguez
La democracia puede quebrarse, y justamente por esa fragilidad se convierte en un gran desafío afrontar cualquier debilidad que se detecte. Surge entonces una pregunta clave: ¿existe en América Latina una democracia verdaderamente sana?
La pobreza y la desigualdad aparecen como los principales obstáculos en el camino democrático. Para enfrentarlos, resulta indispensable fortalecer las instituciones estatales, pues son ellas las llamadas a garantizar los derechos ciudadanos. En este sentido, Camou (2013) advierte que “postular la democracia sin considerar la gobernabilidad puede derivar en situaciones de inestabilidad política”.
Hoy más que nunca, la democracia se erige como símbolo de libertad y justicia. La historia latinoamericana ha registrado innumerables luchas sociales y políticas en favor de la igualdad, buscando que cada persona pueda realizarse en los ámbitos económico y social.
Existen, para mí, tres pilares fundamentales de los que depende la gobernabilidad democrática:
- El fortalecimiento político-institucional.
- El desarrollo socioeconómico y la integración social.
- La promoción de un clima internacional que priorice la resolución pacífica y negociada de los conflictos.
Desde los años ochenta, la región ha enfrentado procesos que han marcado la complejidad de la gobernabilidad, entre ellos: los ajustes y reestructuraciones económicas, el desgaste del modelo interventor del Estado y la difícil ruta hacia la consolidación democrática. A esto se suman factores como la violencia, la corrupción política y la incapacidad de dar respuesta a las necesidades básicas de la población, todos ellos detonantes de crisis de ingobernabilidad en distintos momentos de la historia latinoamericana.
En conclusión, la democracia en América Latina continúa siendo un proyecto en construcción, amenazado por viejas y nuevas tensiones. Sin embargo, su vigencia y posibilidad de consolidación dependerán de la capacidad de los Estados para reducir la desigualdad, garantizar instituciones sólidas y responder de manera eficaz a las demandas sociales. Solo así la democracia dejará de ser un ideal en disputa para convertirse en una realidad plena para todos y todas.
Bibliografía
Camou, A. (2013). Gobernabilidad y Democracia. México: Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral y Educación Cívica del Instituto Federal Electoral.
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