By El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, emitió recientemente una advertencia al presidente colombiano, Gustavo Petro, señalando que podría ser “el siguiente” en el contexto de la presión que su administración ejerce sobre el gobierno de Venezuela y su líder, Nicolás Maduro.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump fue cuestionado sobre la posibilidad de mantener una conversación con Petro, a lo que respondió que no tenía planes de hacerlo, argumentando que el presidente colombiano ha mostrado una actitud “bastante hostil” hacia Estados Unidos. “Espero que me esté escuchando. Será el siguiente”, expresó Trump.
El mandatario estadounidense agregó que Petro enfrentará “grandes problemas” si no toma conciencia de que Colombia está “produciendo mucha droga”. En septiembre, Estados Unidos excluyó a Colombia de la lista de países que colaboran en la lucha contra las drogas y, en consecuencia, impuso sanciones a Petro, al que acusó de ser un “líder del narcotráfico”.
Por su parte, el presidente colombiano ha rechazado estas afirmaciones y sostiene que la política antidrogas implementada por su gobierno es efectiva y apropiada.
Operación Lanza del Sur y tensiones regionales
Adicionalmente, Trump ha puesto a Colombia en el centro de la operación Lanza del Sur, una medida diseñada para combatir el narcotráfico en Latinoamérica, lo que ha aumentado la tensión con el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Desde el mes de septiembre, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han llevado a cabo operaciones en las que han destruido más de veinte embarcaciones presuntamente cargadas de drogas en el Caribe y el Pacífico, cercanas a las costas de Venezuela y Colombia, resultando en la muerte de más de 80 tripulantes de manera extrajudicial.
Implicaciones de la advertencia de Trump
El desarrollo de estos acontecimientos continúa generando un aumento de las tensiones en la región y plantea interrogantes sobre la colaboración internacional en la lucha contra el narcotráfico. La advertencia de Trump a Petro no solo refleja la postura de Estados Unidos hacia Colombia, sino que también resalta la complejidad de las relaciones diplomáticas en un contexto de creciente violencia relacionada con las drogas.
