Por: Primitivo Gil – Periodista
La reciente marcha en Friusa debe ser vista como un llamado de atención para el gobierno y la sociedad en su conjunto. No se trata solo de una manifestación, sino de una señal clara de que los tiempos han cambiado y que el pueblo ya no está dispuesto a aceptar, sin cuestionamientos, las condiciones que afectan su bienestar y su seguridad. En un país donde la paz ha sido un pilar fundamental para el desarrollo y la estabilidad, las autoridades tienen la responsabilidad ineludible de escuchar, atender y gestionar con sabiduría las demandas sociales.
Los hechos en Friusa nos recuerdan que no se puede gobernar dejando a rienda suelta ni a la población ni a los grupos que buscan imponer su propia agenda. La historia ha demostrado que el descontrol y la indiferencia solo conducen a escenarios de inestabilidad, lo que podría comprometer la armonía social y el progreso alcanzado. El pueblo ha cambiado, su conciencia ha evolucionado, y las viejas estrategias de manejo político ya no resultan efectivas. El diálogo, la acción efectiva y el compromiso con soluciones reales son las únicas respuestas viables ante el legítimo clamor ciudadano.
El gobierno debe tomar en cuenta que la paz no es un elemento que se mantiene por inercia, sino un estado que se construye y se cuida día a día. No se trata de reprimir ni de ignorar, sino de gestionar con inteligencia y sensibilidad las tensiones sociales. En este sentido, el liderazgo debe estar a la altura de las circunstancias, anticipándose a los conflictos y generando respuestas que fortalezcan la confianza de la población en sus instituciones.
Las manifestaciones, como la de Friusa, no deben ser vistas únicamente como actos de protesta, sino como señales de una sociedad que exige cambios. La advertencia está hecha: el país ya no es el mismo de ayer, y aquellos que tienen la responsabilidad de gobernar deben comprenderlo antes de que las consecuencias sean irreversibles. La paz es un bien invaluable, pero también frágil. Mantenerla depende de la capacidad de actuar con justicia, equidad y visión de futuro.